24 feb 2009

El secreto del Bosque Viejo. Dino Buzzati




Dino Buzzati
El secreto del Bosque Viejo
Editorial Gadir

Antes de que las religiones monoteístas se apropiaran de los geniecillos que habitan en todas las cosas, y aplanaran así el mundo, el sonido del crepitar de las hojas y de las ramas azotadas por el viento en los bosques, se confundía fácilmente con las risas de ánimas y duendes. Eran tiempos en los que el misterio y la magia convivían con el arado y el hacha, cuando crecíamos aprendiendo a compartir cada pedazo de pan con esas presencias invisibles. Nos movían entonces las mismas motivaciones y temores que lo hacen actualmente, con la ventaja de que cada uno se hacía con un universo mágico a su medida: todo vecino lidiaba a su manera con los espíritus que le hubieran caído en suerte. Se me hace difícil juzgar si fuimos entonces más felices que tras la regulación del misterio; pues el miedo, su principal contraindicación, no ha dejado de acompañarnos a cada paso que hemos dado, provenga éste de las ignotas profundidades del bosque o del dedo acusador de la jerarquía eclesiástica (la libertad cercenada por el temor a lo desconocido). La cosa es hoy tan confusa que, con la inestimable ayuda del todo vale del posmodernismo, las voces que claman por el regreso del hombre a la naturaleza gozan ya de tanto altavoz como las que endiosan a la ciencia o aquellas que niegan la salvación fuera de la ortodoxia religiosa. Para los que pateamos las calles a diario, generalmente, tanto monta, monta tanto, que decía Fernando II.
No podemos negar, sin embargo, que las ánimas de los bosques han hecho correr ríos de tinta y que a los duendes debemos algunas de las páginas más gloriosas de la literatura de todos los tiempos (baste con citar a Lewis Carroll para obtener de inmediato la concordia de todos). Este es además el caso que nos ocupa: publicado originalmente en el, ya atávico, año 1935, por el escritor italiano Dino Buzzati, El secreto del Bosque Viejo es uno de esos relatos que consigue arrancar una sonrisa de complicidad al más adusto de los críticos literarios (el símil de esta imagen estaría con El Principito, por poner un ejemplo más popular). Por la vía de la fabulación, Buzzati puebla el bosque que da título al texto de duendes, vientos parlantes, juicios populares protagonizados por pájaros y fantasmas vengativos. Sobrevolemos la trama: el rígido coronel Sebastiano Procolo recibe en herencia de su tío difunto un bosque sito en el valle de Fondo, en el año 1925, que deberá compartir con un sobrino suyo aún en edad escolar y con el que no estará dispuesto a dividir la herencia. La implacabilidad y severidad de su carácter castrense le permitirá dominar con puño de hierro la magia que habita su bosque y conseguirse además los favores del viento Matteo, que será en adelante la mano criminal que ejecutará sus más perversos designios. Afortunadamente y, como ya nos tienen acostumbrados este tipo de relatos, los sentimientos más positivos van a terminar por aflorar en su corazón helado y girarán la historia hacia aguas más apacibles.
Lo mejor de la narración de Buzzati, además de la veraz consistencia de sus personajes, es que ha sorteado magistralmente el principal lastre de los relatos fantásticos: el final feliz. No vengo aquí a destriparos las últimas líneas del libro, ni tan sólo os adelanto que termine mal, me refiero a la sensación casi permanente que uno tiene al leer textos fantásticos de que por más que se tuerzan las cosas, es inevitable que todo termine a pedir de boca (quizás Tolkien haya contribuido lo suyo en esto), el melindre es ya la constante del género fantástico. Buzzati no tan solo no permite que imaginemos el final de la narración, sino que se las apaña para que estemos siempre alerta, e impacientes, al cambio constante de los acontecimientos. Para ello, echa mano de una prodigiosa habilidad narrativa con la que logra que nos resulte novedoso todo lo que nos cuenta, por muy versados que estemos en los mundos de fantasía y en sus moradores. Nada nuevo va a venir a contarnos, sin embargo, es la novedad su mejor arma. ¡Y menudo armamento!
El secreto del Bosque Viejo es, con razón, uno de los escasos relatos fantásticos que permiten el encuentro de todos aquellos lectores que, independientemente de sus afiliaciones, comparten el amor por la literatura de calidad.
La edición de Gadir que he tenido ocasión de leer contiene además ilustraciones de Suso Cubeiro, que son pulcras y agradables, aunque poco ambiciosas, de las que os dejo una muestra.

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